Nuestra primer portada

Nuestra primer portada
Revista "Madre Tierra"

domingo, 29 de septiembre de 2013

sábado, 28 de septiembre de 2013

CICLO DE LOS MARTES “LA MÚSICA QUE VIENE".

Martes de Octubre -20.30 hs. Puntual.

Martes 01
Enri Giuliano

Guitarrista, bajista y cantante, nacido en Morón, provincia de Buenos Aires. Su formación musical autodidacta en la guitarra y el bajo hace de él un músico con un gran desarrollo de la intuición armónica y rítmica en la música popular argentina, con base en la canción y el rock nacional.

Martes 08
Sures

El proyecto “Sures” integrado por Marcos Di Paolo (guitarra), Diego Wainer (contrabajo) y Facundo Guevara en percusión, nació en Europa alrededor del 2010 y concretó su primera grabación en Mayo de ese año en Amsterdam, Holanda.
Hoy el proyecto comienza un nuevo camino en la tierra donde pertenece y donde su música busca raíz, en Capital Federal, República Argentina. Sures es un proyecto de música de raíz folclórica que explora otras regiones de la música como el jazz, música latinoamericana y elementos propios.

Martes 15
La Maderita

Grupo de Folk Rock formado en 2008 en  Rosario. Está integrado por Alexis Kanter: bajo, guitarra y voz, Neko Cáccamo: batería, percusión y joypad, Ezequiel Fructuoso: teclados, ableton live y bajo y German Roffler: guitarras, bajo y voz. Actualmente el grupo se encuentra en la etapa de edición de su nuevo disco "Aire", que forma parte del proyecto multimedia Desaire [Fotos + Música + Poesía] del escritor Fabricio Simeoni. En su segundo disco, la banda amplía su búsqueda hacia un sonido más eléctrico, sin abandonar su estética.

Martes 22
Verona Pareta

Con su particular estilo Verona Pareta presenta un concierto de tango en el que confluyen su cálida voz y un delicado acompañamiento instrumental con arreglos originales. Ligada al tango desde su infancia (nieta del bandoneonista Oscar Pareta) suma a su legado familiar una propuesta tanguera pero sin clichés. Lleva 5 años trabajando junto al guitarrista y compositor Jorge Menezes quien ha sido el arreglador y director musical de su CD "Me Besa tu Risa" editado en 2011.

Martes 29
Chino Ibarguren

Más vale solo que...
Debuto como solista en el año 1982 en el Cine Teatro Paris, en ocasión del Festival  Solidario por el conflicto de Malvinas. Artista surgido del Movimiento de Artistas Callejeros de la ciudad de Necochea, iniciativa llevada adelante por la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Necochea. Ha compartido escenario con Litto Nebbia, Peteco Carabajal, Leon Gieco, Markama, Miguel Cantilo, Maria Jose Cantilo, Ignacio Copani, Adrian Abonizio, Juan C. Baglietto, Antonio Tarragó Ros, Armando Tejada Gomez,.





Casa de la Cultura del
Fondo Nacional de las Artes

Rufino de Elizalde Nº 2831
(Altura de Libertador y Sánchez de Bustamante)
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
TE 011-4804-4411 de 15 a 19 Hs.


La entrada es libre y gratuita
Localidades limitadas
Entrega de entrada desde 2hs antes.

Invita
B y M Registros de Cultura

TE 0221 424-1910 www.bymsrl.com

CICLO DE MÚSICA POPULAR “EN LA CASA DEL FONDO”.

Por noveno año consecutivo.
Viernes de Octubre - 20.30 hs. Puntual.

Viernes 04
Daniel Vedia

Bandoneonista y compositor jujeño de larga trayectoria, ganador de premios tales como los “Jorge Cafrune” de Oro y Mejor solista Instrumental 2011. En su largo quehacer musical a nivel nacional e internacional, realiza acompañamiento en bandoneón a  artistas como Zamba  Quipildor, Tomas Lipán, Bruno Arias, José Simón, Mónica Pantoja, Lorena Astudillo, entre otros.
Se desempeña como docente de bandoneón en su proyecto “Jujuy Luz” en la Escuela Superior De Música de San Salvador de Jujuy y en Humahuaca.

Viernes 11
Canción a cuerda

Canción a cuerda es un proyecto que surge de la idea de dos músicos con un importante recorrido tanto en la música cantada (Sergio Zabala) como en la música instrumental (Marcos Archetti), de mezclar esos dos universos en un formato de Dúo + Cuarteto de Cuerdas; para así intentar abrazar, por un lado, la profundidad de la palabra; así como también la elaboración en los arreglos y el desafío en la ejecución que vienen del lado de la música instrumental. Por otro lado tenemos la presencia del Cuarteto de Cuerdas de la UNNOBA, integrado por músicos de gran prestigio y trayectoria como son Federico Moujan (violín), Pablo Carlos Labanda (violín), Ricardo Bugallo (viola) y Pablo Romero (cello). Con un repertorio abierto y buscando difundir la música sudamericana, se incorporan a esta propuesta que, ante todo, busca esa comunicación y abertura entre lenguajes musicales.

Viernes 18
Verdeado Dulzor

Verónica Condomí - Matías Betti
Recrean algunas músicas que los nutrieron en la vida, engarzándolas con instrumentos de diferentes orígenes. Canciones que andan volando de compositores argentinos de distintos géneros:  Spinetta, Yupanqui, Divididos, Cerati, entre otros; y temas propios.

Viernes 25
Guillermo Zarba - Hugo Romero

“Música Expuesta”: Raíces y Brotes Nuevos de la Música Popular Argentina.
El repertorio abarca los géneros y ritmos que caracterizan al acervo musical de nuestro país, partiendo de aquellos que pueblan la zona
Noreste de su territorio, integrada por las provincias de Entre Ríos, Corrientes, Chaco, Formosa y Misiones y se proyecta al resto de la
Geografía Musical, a través de sus expresiones más destacadas. La óptica desde la cual se desarrollan sus interpretaciones, se enmarca en el sustrato de la llamada Música Contemporánea, lo que le permite, a partir de las expresiones más auténticas, configurar una estética absolutamente actual.


Lorena Astudillo presentado un nuevo disco "Un mar de flores"


miércoles, 25 de septiembre de 2013

Peña Los Cardones


martes, 24 de septiembre de 2013

V Encuentro de Cantautores Patagónicos



“Nosotros Patagonia” presenta el V Encuentro de Cantautores Patagónicos. El evento –que tiene como objetivo de difundir y promover el trabajo de intérpretes y compositores de la región sur de nuestro país- se llevará a cabo el viernes 27 de septiembre a las 21 horas en la Peña “La Paila”, ubicada en Costa Rica 4848, CABA, con entrada libre y gratuita.
Del encuentro participarán los artistas Marcelo Falcón, Chubut; Julio Argentino Aguirre, La Pampa; Alma Brunet, Neuquén;Raúl y Joanna Krenz, Río Negro; David Andrade, Santa Cruz; y María Florencia Lapertosa, Tierra del Fuego.
Asimismo, en el marco del ciclo patagónico el domingo 29 de septiembre los músicos de Chubut, Neuquén, Santa Cruz y Tierra del Fuego se presentarán en la Feria de Mataderos.
El grupo “Nosotros Patagonia” está integrado por las áreas de Cultura de las casas de las provincias de Chubut, La Pampa, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz y Tierra del Fuego. Surgió en 2004 a partir de la necesidad de conformar una verdadera red patagónica que trabaje en la difusión del patrimonio cultural de la región en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Algo de Historia: Nuestras Batallas, Pozo de Vargas

Combate del Pozo de Vargas


Coronel Felipe Varela (1819-1870)
El 10 de abril de 1867 se produce en las afueras de la ciudad de La Rioja, en Pozo de Vargas, la batalla entra las fuerzas de Felipe Varela y las del mitrista santiagueño Antonino Taboada.  Varela se presenta con sus batallones: “Peñaloza”, “Varela”, “Riojano” y “Urquiza”, y su bandera de seda mitad punzó, mitad blanca, ostenta el lema: “Federación o Muerte”  ¡Viva la Unión Americana!  ¡Viva el ilustre Cap. Gral. Urquiza!  ¡Abajo los negreros traidores a la Patria!.
La historiografía oficial, que ha calificado siempre de “salteador” a Varela, restándole importancia histórica al caudillo y a su pronunciamiento, no ha dejado, sin embargo, de rendir un culto especial al recuerdo de este hecho de armas.
Ese culto, aún en su versión mitrista, demostraría a “contrario sensu” que la “victoria” de Taboada sobre Varela, al ser festejada y recordada con tenacidad tan sostenida por la oligarquía, que el pronunciamiento de Varela afectó y atemorizó grandemente al mitrismo.  De allí la periódica, comprobable y nunca desmentida insistencia en recordar el “triunfo”.
Existe un elemento de importancia, que puede servir de hilo conductor para desentrañar la real significación del pronunciamiento montonero, y a la vez confirmar la razón histórica de la sistemática deformación, que, concientemente, hizo del mismo la historiografía oficial.  Con esta efemérides, la oligarquía no se propuso simplemente “conmemorar” una victoria armada.  Frente a las razones que le impidieron deformar totalmente lo ocurrido, y que se analizan más adelante, la historia oficial se vio obligada a crear, simultáneamente, una leyenda, para poder explotar a su favor la “derrota” de Varela.  De esa manera, no sólo se distorsionó la realidad militar del importante hecho, sino que también se invirtió la adversa y unánime tradición popular favorable a Varela, dándole al mismo un contenido romántico propicio al mitrismo.
Según esta versión oficial, que la obsecuencia de los repetidores –salvo contadas excepciones- acepta con absoluta e interesada despreocupación crítica, vale decir, sin ningún interés por la verdad histórica, Varela no fue vencido militarmente en Pozo de Vargas, sino que habría sido derrotado “musicalmente”.  Siempre de acuerdo a esta versión, al comenzar la batalla, Varela se imponía sobre las fuerzas de Taboada.  Advertido éste de la derrota cercana, habría ordenado a la banda que lo acompañaba, que supliera con música, la supuesta falta de cañones.  La banda catamarqueña de Taboada habría ejecutado la “Zamba de Vargas”, y al oír sus compases, los infantes de Taboada “reanimados” por el estímulo musical, estrecharon filas, poniendo en fuga a los hombres de Varela.
Esta historieta tuvo buena acogida en la historiografía liberal.  Varela es conocido musicalmente como el “derrotado en Pozo de Vargas” por los santiagueños de Taboada, gracias a la ejecución de la “zamba de Vargas”.
De esta manera, no sólo se presenta el enfrentamiento en Pozo de Vargas, como un choque entre riojanos y santiagueños, desapareciendo todo el contexto real y las banderas efectivas que los dos sectores llevaban al combate, sino que la derrota de Varela se esencializa, digámoslo así, en un tema folklórico inspirado en una “simpática” tradición popular.  La mentira queda así encubierta por la charlatanería histórica ataviada de tradicionalismo, que silencia también, por supuesto, la existencia de los fusiles “Sharp” mandados por Sarmiento desde EE.UU, en poder de las tropas de Taboada.
Ni los investigadores del folklore, también ellos dependientes del aparato cultural oficial, se molestaron en verificar seriamente el origen y contenido apócrifo de esta versión.  No hacemos referencia aquí, ni siquiera a la necesidad que tenían de revisar la historia cristalizada del mitrismo o de documentarse acerca del hecho histórico.  Hubiese bastado con que aplicando el sentido común, revisasen la versión “legendaria” de la batalla.  Con ese simple procedimiento lógico, habrían caído entonces, en la comprobación de que al borde del desastre atropellados por los temibles montoneros, improvisar una zamba de tal efecto combativo, que pudiera en una suerte de terapia bélico-musical, invertir el resultado de la acción, resulta totalmente imposible.
Ya este “a priori” de crítica interna descalifica a la fuente.  La investigación de la misma, en efecto, verifica su falsedad.  En primer lugar, ambos ejércitos tenían sus respectivas bandas.  Además, era norma tradicional ejecutar música antes de comenzar la batalla.  La banda de Varela lanzó al aire los sones de una zamba con cierta influencia lugareña de zamacueca chilena, que por otra parte no era improvisada, sino aceptada en las filas montoneras desde el comienzo del pronunciamiento:
A la carga, a la carga
dijo Varela
salgan los laguneros
rompan trincheras, ¡si!
vamos al verde
porque las esperanzas
nunca se pierden.
……………………….
Rompan trincheras, si,
dijo Elizondo,
aura pues laguneros
de dos en fondo.
De dos en fondo, si
dice Guayama
a la plaza muchachos
tengamos fama.
En todas las áreas culturales folklóricas del noroeste argentino, se encuentran sintomáticas variaciones de esta zamba de Varela.
La banda  de Taboada contestó con una chacarera, conocida precisamente como “chacarera de los Taboada”, que tampoco era una improvisación:
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! i chacarera
chacarera de La Rioja
en Santiago también la bailan
después de tomar aloja.
………………………..
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! i chacarera
chacarera de los Taboada
zapatea fuerte y diles
¡y también soy de Taboada!
………………………..
Aún en Santiago, pago de Taboada, donde se recogió, lógicamente la falsa versión “histórico-musical”, se registraron posteriormente, testimonios de lo en verdad ocurrido.  Hasta los “amigos de los Taboada”, conocían la “zamba de Vargas como “zamba de Varela”.
De cualquier manera, lo fundamental históricamente considerado, es que la música nada tuvo que ver con lo ocurrido en el campo de batalla.  La ridícula miscelánea mitrista cumplió empero una función útil: presentar a “Pozo de Vargas” como una derrota de Varela.  Y logró además, que ésta se recordara perpetuamente, bajo “formas musicales”.
Aún en nuestros días, por el mismo camino metodológico, se presenta a Felipe Varela, en zambas para consumo del Barrio Norte porteño, como un asesino y azote del noroeste argentino.  Y lo mismo acontece, en Salta por ejemplo, en consonancia con el pensamiento antivarelista de la oligarquía salteña.
Por eso es necesario examinar fidedignamente lo que ocurrió realmente en Pozo de Vargas.
Comenzaremos por ello, con el relato de la batalla en su “Manifiesto”: “El 2 de abril emprendí mi marcha con dirección a La Rioja, resuelto a dar una batalla campal.  La decisión de mis soldados, el entusiasmo que reinaba en todos ellos, su conocido valor, me hacía ver el triunfo cierto de mis armas, por más que fuese doble el número de los enemigos.  Unas cuantas leguas antes de llegar a La Rioja, donde el enemigo me aguarda parapetado, se encuentra una estancia llamada “Las Mesillas”, punto donde precisamente debía refrescarse algunas horas mi tropa, proveyéndola de agua para ir luego a empeñar el combate.  A uno de los jefes de más alta importancia de La Rioja, había encargado hiciese proveer de agua las represas de la mencionada estancia, porque sin ese elemento, en todo el rigor de los ardientes soles, era imposible conducir el ejército a la pelea, so pena de hacerlo morir de sed.  Nunca pude yo dudar de la integridad y honradez de un hombre de alta posición social, Coronel de la Nación, antiguo y constante partidario de la causa que yo defendía.
“Cualquiera en mi lugar hubiese hecho igual confianza que yo en ese personaje de buenos antecedentes, a quien no nombro, porque no se me atribuya que el espíritu de venganza me lleva a infamar nombres propios.
“Ello es que el mencionado Señor a quien había yo encargado accidentalmente del estado mayor, porque el propietario entraba a mandar el costado derecho en la batalla, me dio parte de estar todo listo y dispuesto como para que acampara el ejército.  En esta convicción, aunque mal municionado, si se quiere, emprendí la marcha en busca del enemigo.
“El 10 de abril, a las tres de la mañana llegué a las “Mesillas” a tres leguas y media del enemigo, cuyas avanzadas se batieron ese día, y fue terrible mi sorpresa al no hallar en las represas una gota de agua para mi gente y para las caballadas, cuando todos venían ya acosados por la sed.  Contramarchar al frente del enemigo no me era posible, pues otra columna me acechaba desde Catamarca, y me imponía que el enemigo que dejaba me picase la retaguardia y me tomasen entre dos fuegos.  Tuve indispensablemente que presentar batalla en ese día, so pena de arruinar por completo mi ejército.  Así fue que a la una de la tarde desplegué la columna en batalla sobre el enemigo, que ocupaba una posición ventajosa, parapetado tras los cerros y en un terreno sumamente fragoso, de modo que no podían obrar las caballerías sobre las infanterías enemigas.
“Tres soldados chilenos, sofocados por el calor, por el polvo y por el cansancio, espiraron de sed antes del combate.
“Al segundo disparo de mis cañones, huyeron las caballerías enemigas, yendo en su persecución las mías de tal modo enceguecidas, que cuando mis infanterías necesitaron protección, apenas había un pequeño regimiento de reserva con que dársela, el que no podía obrar por los inconvenientes del terreno.  El campo y las filas enemigas, sin embargo, habían sido cortadas por todas partes por mis valientes, de manera que el convoy del general Taboada, jefe de las fuerzas enemigas, fue sacado por mis soldados del centro mismo de sus infanterías.  El fuego, mientras tanto, era vivísimo, hasta que a las oraciones, mi ejército estaba deshecho, como el del enemigo y si bien no había sufrido una derrota, comprendí que el triunfo por mi parte en esos momentos era imposible.
“En estas circunstancias, al anochecer, los ecos de las trompas enemigas rasgaban el aire tocando reunión general, porque sus ejércitos estaban desorganizados, y sus voces se confundían con mis cornetas que también tocaban reunión.  Los fuegos pararon, sólo se oían los gemidos de los heridos, cuando emprendí mi retirada de nuevo al campo de “Mesillas” con 800 y pico de hombres, dispuesto a dar una tentativa al día siguiente, pues el fuerte aguacero que se desarrollaba en esos momentos, me facilitaba el agua para refrescar mi tropa.  La noche fue crudísima, el agua caía a torrente y los tiros de los disparos se oían por todas partes.  Algunos jefes cobardes que huyeron a Chile, esparcieron el terror en mis soldados durante la noche, diciéndoles que el enemigo nos perseguía.  Cuando amaneció el día siguiente me hallaba sólo rodeado de 180 hombres, unos sin armas, otros con armas inutilizadas, y ya toda tentativa de ataque, por mi parte se hizo imposible, absolutamente imposible.  Sin embargo, envié algunos jefes de mi confianza a ciertos puntos de reunir dispersos, indicándoles Jáchal como punto de reunión, para volver a reorganizarnos.  Tal es el desenlace de la batalla de Pozo de Vargas, en La Rioja, en diez de abril de 1867, que costó a los beligerantes 700 muertos”.
Pero es necesario completar el relato de Varela –en el cual el episodio musical, por habitual e intrascendente lógicamente no aparece- con la versión de sus adversarios, para aclarar cómo ocurrieron verdaderamente los sucesos.  El 23 de abril de 1867, desde Rosario, Melquíades Salvá, le escribe al Gral. Urquiza: “Mi estimado General y Amigo: Adjunto a V.E. un boletín publicado en ésta con noticias de las Provincias.  Se que el Ministro de la Guerra espera confirmación de ellas.
“También transcribo lo más importante de la correspondencia que también recibo de Córdoba.  Yo me encuentro mareado con todo esto de noticias, tan contradictorias.
“Córdoba 18 – El hecho de armas de La Rioja se conoce ya suficientemente.  Horas después de salir la diligencia fui informado satisfactoriamente, Varela se destacó con algunas fuerzas de Caballería e Infantería sobre la Ciudad donde estaban los Taboada, con un ejército de dos mil y tantos hombres y en su mayor parte infantería pues Campos al volver a Catamarca había dejado su infantería que se incorporó a la Columna del general Taboada.
“Salió éste a la altura de 18 cuadras de la plaza y esperó al enemigo en un paraje llamado “Pozo de Vargas” antigua bebida para las ansias que vienen a la Ciudad, y que por lo mismo tienen en su contorno una explanada a obra que ofrecía espacio, aunque no extenso para tender alguna línea de fuerza, con la ventaja de poder resguardar los flancos y retaguardia por los cercos y montes de Talares y Espinillo que abundan allí; digo cercos, porque alcanzan ese punto de los suburbios de la Ciudad.
“El enemigo cargó con tal audacia y tenacidad, especialmente a la Caballería Santiagueña, que muy luego fue puesta fuera de combate muriendo en la pelea el jefe principal y más distinguido por sus calidades, el Comandante Albornoz”.
“Desecha la Caballería Santiagueña y apurada la infantería, recurrió éste a la formación de los grandes cuadros para resistir.
“En este estado una columna enemiga que operaba por retaguardia cayó sobre los bagajes, y no escapó objeto alguno del convoy: todo se lo llevó dejando al Ejército Nacional sin más que el uniforme que vestía y las armas con que peleaba.  El equipaje del general Taboada, entró en el botín.
“Realizada esta operación, y por ostentar sin duda alguna otra mira, vino a ocupar la ciudad Carlos Alvarez, con los escuadrones de su mando hizo abrir los templos para que salieran las familias que se habían refugiado allí: estuvo de felicitaciones y en contacto con el vecindario que lo saludaba como a vencedor.  Una hora permaneció en esa confianza, esperando que rendidas las infanterías santiagueñas como el suponía que debía suceder en los momentos que se desviaba del campo de batalla para entrar a la plaza; pero que advertido por el toque de los tambores que se concentraban aquellas a la plaza en retirada, la desocupó y se marchó a replegarse a su ejército, como lo verificó sin que nadie lo estorbase, porque tampoco había quedado enemigo a caballo.
“El resultado del combate fue que Varela no pudiendo vencer la resistencia de las infanterías contrarias, por la superioridad numérica, y por las desventajas que la localidad le proporcionaba sobre las que tiene consigo esta arma servida por fuerzas bien disciplinadas, se dio por satisfecho con haber derrotado la Caballería y apoderado del Convoy y bagajes, sin dejar nada que se contenga en la significación de estas palabras, y se retiró a cinco leguas de la Ciudad donde sentó sus reales, tranquilo pues no había enemigo que pueda buscarlo.
“Esta relación la hacen varias cartas de personas de la Ciudad, y entre ellas un tal San Román, tío del que fue Gobernador, y D. Cesario Dávila,  liberales notables.
“Agregan que se retiró Varela con 200 y tantos infantes chilenos.  Se comprende que traería a la pelea aquellos 300 infantes que tenía, pasados del otro lado de la Cordillera hace algún tiempo.
“Carlos Angel había quedado con el resto del Ejército Riojano en un punto del Departamento de Arauco cuyo nombre no recuerdo.  Chumbita venía volviendo de Catamarca, población rayana con La Rioja.
“La posición del Ejército Santiagueño, es como se comprende, muy crítica después de haber perdido sus Caballerías, o la mayor parte de ellas y su convoy y bagajes, pues en La Rioja no tienen como reponer esas pérdidas, ni puede esperar recursos, porque para el lado del Norte están interpuestas las fuerzas enemigas, y al Sodoeste, o rumbo a San Juan, están los llanos con sus horribles travesías.
“Me dicen que a otro rumbo de la Capital hay algunas estancias, pero se supone se habían agotado los recursos que ellos hayan tenido, durante la permanencia de las fuerzas expedicionarias.
“Volviendo a la historia del Combate, algo se confirma por el temor del parte mismo del General Taboada, o por el Comentario a que se presta.
“Se ve que él ha quedado en las posiciones porque su infantería era superior a la del enemigo.  Ha sucedido lo que sucede siempre en casos semejantes que la infantería, o pereció toda, lo que es rarísimo, o queda en el campo o cerca de él, o se rinde cuando hay poder bastante para ello.
“Probablemente será sitiada la división Santiagueña, y se verá obligada a retirarse como pueda…”.
En la batalla de Pozo de Vargas, se produjo una situación bastante común en la lucha montonera.  Los hombres de Varela privaron del parque a Taboada, representante del mitrismo.  También ocurrió que lo dejaron sin caballería.  Episodio bastante “lamentable”,  para un “vencedor oficial”.
Pero es también exacto que Varela no logró su objetivo principal: dominar La Rioja.  Del relato de Varela surge un dato fundamental: la sed, la falta de agua en el ejército montonero.  Ni el mejor armamento de Taboada, ni su ventaja numérica podrían ser suficientes motivos de la derrota del caudillo americano.  Sólo la sed sería su vencedora.
Es necesario señalar, sin embargo, que todos los testigos partidarios de la oligarquía de Buenos Aires entendieron que Varela había sido el vencedor en la batalla.  Sólo Taboada “escapó” a ese realismo bélico.  Porque si bien, en el concepto tradicional, quien se retiraba del campo de batalla era el vencido, y el que quedaba, el vencedor, la técnica guerrillera montonera, había alterado esos conceptos.
No escapaba en cambio, a los testigos y observadores políticos, que Felipe Varela había dejado sin parque y sin caballería, al general de la “Cotton Supply Association”.  Fue la dudosa situación planteada en Vargas la que llevó a Taboada a explotar políticamente la mentirosa leyenda de la “zamba de Vargas”, tranquilizante musical de la “conciencia histórica” de la oligarquía, y antecedente útil para su candidatura presidencial, que no se concretaría como él deseaba.
Pero Varela experimentaría, en Vargas, una pérdida grave: su compañera Dolores Díaz caería en poder de los Taboada.


Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Peña, R. O. y Duhalde. E. – Felipe Varela – Schapire editor – Buenos Aires (1975).

Facundo Toro, en su casa. Este sábado 21


Roxana Carabajal, en la Casa de Facundo Toro.-


Los Hermanos Miranda en El Cazador (Escobar)


Natalia Berazategui en la Peña del Colorado


Nuestras Canciones: Milonga Baya

Julio Domínguez "El Bardino"

En las cuerdas celestes de mi guitarra
cantaron una vuelta muchas calandrias
y pasó el viento sur tapando a gatas
el rastro a Montesinos tras la yeguada.

Una milonga canto para la Pampa
otra me va llevando por la distancia
la que pienso y no digo esa es más larga
es casi un imposible milonga baya.

Dicen que las milongas nacen hermanas
y maman en los pechos de las guitarras
cuando pasa la noche de madrugada
los cantores te acunan, milonga baya.

Una milonga canto para La Pampa,
otra me va llevando por la distancia
y pasó el viento sur tapando a gatas
el rastro a "Bairoletto", que nadie tapa.




Letra y música: Julio DOMÍNGUEZ "EL BARDINO"


Nuestras Canciones: RINCON DE LOPEZ - Triunfo


Donde muere el Salado, rincón de López,
lo nombre, rincón de López.

Retumbar de los pampas, grito y galope,
escuchen, grito y galope.

Allí está don Clemente, López Osorio,
lo nombro, López Osorio.

Peleando entre sus gauchos, hombro con hombro,
escuchen, hombro con hombro.

El sable y la tacuara, no están de adorno,
en lo de López Osorio.

El indio es como un viento, cuando enderieza,
la pucha cuando enderieza.

Y el gaucho por coraza usa guapeza,
aijuna, si usa guapeza.

Ese rincón pa´l indioes una valla,
la pucha si es una valla.

No se le oye un gemido, pelea y calla
aijuna, pelea y calla.

Acerquensé crinudos, pisen la raya,
aijuna pisen la raya.

A.Merlo-O.A.Alvarez.



Rincón de López


Rincón de López – Fotografía tomada por Fermín Chávez
Rincón de López – Fotografía tomada por Fermín Chávez

El abuelo de Juan Manuel de Rosas, Don Clemente López Osornio, fue sin duda un “protoestanciero” bonaerense e iniciador de la industria agrícolo-ganadera. Era dueño del “Rincón de López”, en la Magdalena sobre la desembocadura del Salado. Se llamaba “Rincón” a los campos o lugares situados en la unión de dos ríos, en este caso el Salado y el de la Plata.

La estancia está protegida del pampero por talas y ombúes. La “población” es pobre, sólo ranchos. Pero es el emporio de la ganadería sureña y del abasto de Buenos Aires. Se vive en lucha con el indio. Un día un ataque más; don Clemente que pasó lejos los setenta, se bate con fiereza junto a sus hombres. Se salva, pero advirtiendo que falta su hijo Andrés, vuelve en su busca, muriendo ambos lanceados por la indiada. Era el 13 de diciembre de 1783. En esa tierra sepultan sus restos. Agustina, la futura madre de Rosas, tiene 7 años, y posteriormente sería la heredera de la estancia.

Aquí vivió Juan Manuel su niñez, y largas temporadas hasta que va a la escuela, a la edad de nueve años En realidad toda su vida alternó el campo y la ciudad. Cuando va la familia al campo, el viaje tarda cuatro días. Don León disfruta de la quietud, la paz y la lectura; Agustina –siempre que sus frecuentes embarazos se lo permitieran- recorría los campos a caballo y ayudaba en las tareas rurales. Ella fue la maestra de Juan Manuel.

La “escuela” del Restaurador de las Leyes

El Rincón de López es su escuela. La hermosísima prosa de Franco lo dice: “la gran llanura se entró en el niño…. sin hacerse sentir, diariamente –la pampa, sin parentesco ni parecido, que rechaza adjetivos y metáforas- la pampa, fatigadora de todas las distancias… con sus pajales y sus cardales… o sus desmelenadas tormentas de tierra…. el Pampero padre del malón… y los grandes soles o las grandes heladas… el vacaje con su cañaveral de guampas… la caballada cimarrona con su pajonal de crines…”.

Después de las invasiones inglesas don León y misia Agustina se instalan un tiempo en el Rincón, dedicándose a la explotación rural. En 1811 vuelven a Buenos Aires y dejan a Juan Manuel a cargo. Tiene ya 17 años.

Allí practica el “pato”, la sortija y la maromeada. Esto último consiste en colgarse del tiento trenzado –maroma- que une los altos postes que flanquean la entrada del corral, de espaldas a él y dejarse caer sobre alguno de los potros que salían en tropel, para jinetearlo. Era peligrosísimo, pero uno de sus favoritos. De ello guardaba Juan Manuel, como recuerdo, la amputación de la tercera falange del dedo medio de la mano derecha.

Allí se muestra su capacidad de organización y mando. Planifica cada tarea y da precisas instrucciones para cada una de ellas. Años más tarde escribirá su “Administración de estancias y demás establecimientos pastoriles e la Provincia de Buenos Aires” en base a esa experiencia. Lo hará en 1819.

La lucha del joven “patrón” de diecisiete años con paisanos taimados, vagabundos y con los propios indios, forjó, indudablemente, su personalidad de acero. Aunque la ciudad le disgustaba, efectuaba viajes para visitar a Encarnación, la niña de los Ezcurra y Argibel, con quien empieza a noviar. Mediante una ingeniosa treta –muy conocida y narrada por muchos autores- vence la resistencia materna, y el 16 de marzo de 1813- 14 días antes de su vigésimo aniversario, se casa. Ella tiene 17 años. Va a vivir con la joven desposada al Rincón de López. Recordemos que las casas eran pobres, la hacienda “guampuda”, no había alambrados, aguadas ni molinos, y el indio acosaba. Vivir allí era odisea y aventura.

Rosas abandona el hogar paterno

Misia Agustina –infundadamente- desconfió de la administración de su hijo. Por ello discute con su marido, quien lo defiende. Desafortunadamente Juan Manuel oyó una de esas discusiones, y, sin más que sus prendas personales y su mujer, abandonó el hogar paterno. Nada quiso llevarse, incluyendo el apellido al cual modificó transformándolo en Rosas, a secas, y con “s”. El lamentable episodio llegó hasta un juicio, en el cual el abogado de Juan Manuel fue el doctor Manuel Vicente Masa, quien será, por años, su amigo y consejero.

Posteriormente se asoció con Juan Nepomuceno Terrero, perteneciente a una familia muy amiga de los Rozas, y con él se dedicó a explotar la salazón de pescado y el acopio de frutos del país. En sociedad con Luis Dorrego, además, fundó el primer saladero bonaerense en Las Higueritas, partido de Quilmes, en 1815.

El Rincón de López fue heredado por Gervasio Rozas. En el casco de la estancia se conserva un viejo olmo, a cuya sombra pasó días de su niñez Bartolomé Mitre, huésped de don Gervasio; y años después. El joven Lucio V. Mansilla hizo otro tanto, castigado por su madre, luego de un desvarío amoroso de adolescente.

Fuente
Chávez, Fermín – Iconografía de Rosas y de la Federación – Buenos Aires (1970).
Luque Lagleyze, Julio A. – Las Moradas de Don Juan Manuel.
Oscar J. Planell Zanone / Oscar A. Turone – Patricios de Vuelta de Obligado.
Todo es Historia – Año X, Nº 118, Marzo de 1977.

Romance de Gato y Mancha

Pido a los santos del cielo
y a las musas de la tierra,
su ayuda en este momento
en que pulso el instrumento
para sacar del olvido
el recuerdo enternecido
de una hazaña portentosa.
Auxilien mi inspiración,
porque intento en la ocasión
rendir sincero homenaje
a un hombre, por su coraje,
y a sus fieles compañeros:
dos caballos, “GATO” y “MANCHA”.
El hombre era un gringo loco
que se le puso en el coco
allá por los años veinte,
la idea muy peregrina
de unir a nuestra Argentina
con los Estados Unidos
en un galope tendido.
Tanto anduvo con su idea
que encontró por fin apoyo
pues se topó con un criollo,
don EMILIO SOLANET
que lo tomó muy en serio
y le dio pa’ que eligiera
dos fletes de su tropilla.
Los bichos no eran de silla
sino recién agarraos
y pa’ ponerles recao
lo hicieron dudar al gringo
que con paciencia de indio
tanto y tanto los sobó,
que al final los enriendó
y demostrando su cancha,
los bautizó “GATO” y “MANCHA”
y pa’l Norte los rumbió.
Y un 25 de abril de mil nueve veinticinco
en Buenos Aires tomó
la Rural como partida.
Iba a jugarse la vida
pa’ demostrar, por orgullo,
por amor a los caballos,
el valor, la fortaleza
y el alma del flete criollo.
Dejemos a los amigos
caminando rumbo al Norte.
Detengamos el relato,
hagamos que nos importe,
y pensemos, en un rato,
como serían los lugares
y caminos que emprendían.
Imaginemos entonces
nuestros montes santiagueños
que todavía tenían
lo mejor de sus productos
cobijando en sus reductos
no sólo buena madera,
también eran sementera
de alimentos y manjares
que compensaba al que osare
desafiar a su peligros;
Dando comida y abrigo,
alivios del caminante,
y que sigan adelante
en busca de su destino
abriéndoles el camino
pa’ que cumplan con su hazaña.
Y el santiagueño acompaña
el andar de los amigos.
Todos quieren ser testigos,
participar de algún modo
un trecho aunque más no sea,
entrar en esa pelea
del hombre contra el ambiente
y demostrar que la gente
de este suelo centenario
comprende el abecedario
de la solidaridad,
que brinda hospitalidad
para todos los que llegan
y en esta oportunidad
no pudo haber sido menos,
recibiendo a los viajeros
con todo lo que tuvieron,
y cuando los despidieron
se iban un poco con ellos
aunque sea en pensamiento,
para tener alimento
a sus ganas de camino
porque parece el destino
de todos los santiagueños,
hacer realidad sus sueños
siempre lejos de sus pagos,
pero dejando en Santiago
toda su alma y sus cariños.
Y siguieron rumbo al Norte,
continuando con su marcha
noche a noche, día a día,
en una dura porfía,
sin importarles la escarcha,
el viento, calor o lluvia,
por las sierras de Bolivia
el Ecuador o Perú,
en donde casi se quedan,
pero pasaron la prueba
de aquel desierto infernal
terror de todo animal
y al que creo sin igual
en un lugar de la Tierra
y sus problemas detallo
llamado MATACABALLOS
por su gran temperatura,
más de 50 a la sombra
en caso de que la hubiera,
y era una linda carrera
160 kilómetros.
Si de día era imposible,
en una noche cruzaron
y entonces pronto llegaron
a tierras de Cartagena
en donde a muy duras penas
consiguieron un barquito
que los cruzó despacito
para el lao de Panamá
de donde siguieron viaje:
Costa Rica, Nicaragua,
El Salvador, Guatemala,
lugares donde pasaron
hasta que por fin llegaron
a la América del Norte
y a Méjico arribaron
en medio de algarabías,
mariachis los recibían
y fueron muchos jinetes
que apilándose en sus fletes
acompañaron su andar
hasta verlos penetrar
en las tierras de los gringos
y así, anduvieron los pingos,
tres años y cuatro meses
y de yapa cuatro días,
y fue con gran alegría
que a la Capital llegaron
y en Washington desmontaron
el 29 de Agosto
del novecientos veintiocho
y el gringo quedó tan chocho
que pronto pasó al olvido
lo que había recorrido:
veinticinco mil kilómetros,
toda clase de caminos,
pero fijando el destino
confiando en sus compañeros
sin bajarse del apero
hasta cumplir con la hazaña,
y después de recibir
homenajes merecidos,
volvieron a Buenos Aires
en donde se separaron
rumbos distintos tomaron,
el gringo volvió a sus pagos,
GATO y MANCHA a los halagos
del merecido descanso
en esa vieja querencia
aquella Estancia EL CARDAL
donde irían a pasar
todavía muchos años
visitados por extraños
asombrados por la hazaña,
pero también por el gringo
que extrañaba a los dos pingos
y cada tanto venía
para compartir con ellos
su renombre de escritor,
que alcanzó por el rigor
con el que narró aquel viaje
demostración del coraje
del hombre y del animal,
una hazaña sin igual
todavía no empardada
como la rima buscada
para nombrar, a esta altura,
a aquel gringo de mi cuento;
Que merece un monumento
y es el que le dejo aquí:
Se llamaba TSCHIFFELY (chfelí)
AIME FELIX era el nombre,
y nacido en SUIZA el hombre,
argentino de adopción
y con un gran corazón
que ser gaucho merecía
y así terminó sus días
en la vieja GRAN BRETAÑA,
mientras lejos de su hazaña
y en la Estancia de EL CARDAL
entremedio e’ sus iguales
estaban los animales
esperando su destino
que era tarde cuando vino,
porque demoró un buen rato,
pero al final MANCHA y GATO
también llegaron un día,
como llega mi relato,
recordando en la ocasión
que hoy están en un rincón
del Museo de Luján
expuestos a los que van
a conocer nuestra historia
y rescato su memoria
pensando de que al final
es motivo sin igual
para que el buen argentino
recupere aunque sea parte
del orgullo nacional.
Y de paso con el cuento,
los entretuve un buen rato
y aquí se acaba el relato
en que la historia narré
de un gringo, de MANCHA y GATO.-